En la primera me caí de morros contra el asfalto, cuando me levanté prometí no caer otra vez.
Caí una segunda vez. No se como pasó pero estaba otra vez en el suelo. Pero a diferencia de la primera esta vez supe como caerme y cuando me levanté vi que no me hice daño, que había aprendido a caer y levantar sin secuelas ni efectos secundarios.
Y como siempre hay terceras partes, caí, como no. Esta vez todo fue diferente. Esta vez no sentí nada.
Porque lo único que sentí al caerme fue coger esa maldita piedra con la que tropiezo siempre, decirle que se vaya a la mierda y tirarla asta lo mas lejos que pueda para no encontrármela nunca más.
Y después os extraña que no confíe en nadie? Que parezca tan fuerte? Que me resbale todo lo que me decís? Que no me importe nada ni nadie?
Porque antes de juzgarme tienes que saber el motivo por el que llegué a esta situación.
Cuando lo sepas, me llamas y me criticas si quieres.